El número de muertos del terremoto que el domingo asoló la zona del centro y sur de Chile supera ya los 300, según la directora de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), Carmen Fernández. «Estamos frente a un cataclismo de proporciones históricas», dijo Edmundo Pérez Yoma, ministro del Interior chileno, a periodistas sobre el terremoto que tuvo una magnitud de 8,8 en la escala Ritcher que ha sacudido ayer por la madrugada el centro y sur de Chile, causando además una gran destrucción.
El sísmo se desató a las 03.36 hora local (06.36 GMT), cuando la mayoría de los 17 millones de chilenos dormían, y según los expertos el temblor fue 50 veces más potente que el que devastó a Haití el pasado 12 de enero.
La comunidad internacional, aun volcada en socorrer a Haití por el terremoto del 12 de enero, respondió con igual premura y generosidad para ayudar a los damnificados del seísmo chileno, más potente pero aparentemente menos dañino.
El presidente de la Asamblea General de la ONU, el libio Ali Treki, hizo un llamamiento a la comunidad internacional a desplegar "todos los esfuerzos posibles para asistir con urgencia a Chile después de la catástrofe".
La Comisión Europea (CE) anunció inmediatamente, por boca de su presidente, José Manuel Durao Barroso, que está en disposición de destinar 3 millones de euros para ayudar a hacer frente a las necesidades más urgentes y a "hacer todo lo que sea necesario para ayudar a las autoridades chilenas en este difícil trance".
El presidente de EE.UU., Barack Obama, dijo que su país tiene recursos listos para enviarlos a Chile si así se lo pide el Gobierno de Michelle Bachelet y manifestó sus condolencias "más sinceras" por las víctimas mortales.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, ofreció hoy la cooperación del organismo a su país y mandó "un abrazo fraterno de solidaridad y esperanza" a sus compatriotas.
(Fuente: Agencias)