Buenos Aires.- Cuando los argentinos pensaban en un día de censo, como no pasaba desde hace nueve años, la noticia sobre la muerte de su líder Néstor Kirchner rompió la tranquilidad.
Suena el timbre, son las 9:02 de la mañana en Argentina, el censista toca y antes de arrancar con las preguntas para llenar la encuesta, dice con expresión de dolor, ¿Sabés que se murió Néstor?, ¿qué Néstor?, responde la dueña de casa, Kirchner, Néstor Kirchner. No, ¿me estás jodiendo?, así se desayunaron miles de argentinos la noticia.
Lo que parecía un día sereno, de descanso y congregación en casa se convirtió en un agitado y emotivo 27 de octubre. Duelo Nacional.
Tras el censo, a pegarse de la televisión, para seguir a través de la transmisión pública los pormenores de lo sucedido.
El ex presidente había dejado de existir a las 8:00 a.m. víctima ddde un fulminante ataque cardíaco, lejos de la Capital Federal, en su provincia natal, a donde habían viajado para ser censados. Kirchner murió al lado de su compañera de toda la vida, Cristina Fernández.
Y fue precisamente ella, la Presidenta, la única que lo acompañaba en el final de su vida, y la encargada de informar lo sucedido a los ministros, que de inmediato prepararon todo para viajar a Santa Cruz para acompañarla.
Los residentes en Buenos Aires, por su lado, al terminar con el censo dejaron sus casas para dirigirse a Plaza de Mayo para manifestar su dolor y el acompañamiento a la presidenta y su familia.
Kirchner, además de ex presidente, era un líder que había tomado las riendas de un país, de un partido que ahora se sienten huérfanos.