Ciudad del Vaticano.- La emigración cristiana de Oriente Medio es, paradójicamente, un drama para los mismos musulmanes de la región, reconoce el sunní Muhammad al-Sammak, consejero político y religioso del muftí de la República del Líbano y que participó en el recién clausurado Sínodo de Obispos celebrado en el Vaticano.
Según Muhammad al-Sammak “los cristianos deberían renunciar a la idea de la emigración de Oriente Medio” y, por otra parte, “los musulmanes deberían darse cuenta de que la emigración cristiana constituye verdaderamente una catástrofe en primer lugar para ellos”.
“Por tanto, es un deber cívico de los musulmanes ofrecer su contribución para que la presencia cristiana en Oriente Medio recupere su papel y no se quede sólo en una mera presencia para que Oriente Medio vuelva a ser lo que ha sido con el pasar de los siglos: cuna de la religión, de la cultura y de la civilización”, agrega en una entrevista concedida a la agencia Zenit.
Para el experto, con el éxodo de cristianos de la región, “Oriente pierde su identidad, su pluralidad, el espíritu de tolerancia y de respeto recíproco. Incluso a nivel de práctica religiosa, el musulmán necesita al cristiano para practicar los valores morales de su fe, como la tolerancia y el respeto. Por tanto, la emigración es un daño para el tejido de Oriente, debilitando nuestras sociedades y llevándolas a un peligroso precipicio”.
“Además, si los cristianos emigran, la imagen que transmitimos es que los musulmanes son intolerantes con los cristianos en Oriente Medio. Para los occidentales sería normal deducir que los musulmanes no saben y no pueden convivir con los demás y, por tanto, ¿cómo pueden convivir con nosotros? Esto se reflejaría de manera sumamente negativa en los 500 millones de musulmanes que viven en sociedades que no son musulmanas. ¿Cuál sería su destino? Por tanto, es una ventaja para los musulmanes preservar la presencia cristiana en Oriente Medio”, apostilla.
El pacto de Najran
El Muhammad al-Sammak ha recordado asimismo en esa cumbre episcopal que hay un documento, con frecuencia descuidado, que ratifica el deber religioso de todo musulmán de ser custodio de los cristianos y de sus lugares de culto "hasta el día de la resurrección”.
El resultado del encuentro, precisa, fue un documento llamado “el pacto de Najran”, que “afecta a todos los musulmanes y les compromete religiosamente hasta el día de la resurrección”.
(Fuente: Agencias)