Cambridge.- Cuando la camerunesa Ange Therese Akono llegó a Estados Unidos para estudiar hace dos años, se sintió abrumada. No conocía a casi nadie y se había enrolado en un intenso programa de ingeniería civil en la exclusiva universidad MIT. Un compañero de estudios le propuso que visitase el Tabernáculo Pentecostal, una iglesia en la vecina Cambridge que le abre sus puertas a estudiantes como ella.
"Apenas ingresé a la iglesia sentí la gloria de Dios", declaró Akono, quien hoy tiene 23 años. "Había muchos estudiantes de todo el mundo, cantando y haciendo alabanzas. Vengo a esta iglesia desde entonces".
El Tabernáculo Pentecostal es una pequeña iglesia histórica para negros que se encuentra entre el MIT (Massachusetts Institute of Technology) y la Universidad de Harvard, que atrae a estudiantes como Akono, quienes han rejuvenecido una congregación que envejecía. Hace 15 años la iglesia tenía tres decenas de feligreses.
Hoy cuenta con más de 350 miembros gracias a una campaña de reclutamiento de estudiantes extranjeros que se sienten cautivados por los sermones del pastor Brian Greene sobre justicia social, los derechos de los inmigrantes y la "curación de vidas desgarradas".
"Es un sitio donde todos somos uno, sin importar de dónde venimos", expresó Offiong Bassey, de 25 años, hija de inmigrantes nigerianos. "Podemos bajar la guardia y satisfacer nuestras necesidades". La transformación se produjo, según Greene, cuando Dios ordenó a esta iglesia pentecostal fundada en 1927 por inmigrantes de Barbados que se abocase a una nueva misión luego de años de declinación: servir a la gente de paso.
Hace unos diez años, sus miembros empezaron a pedirle a Dios que trajese nuevos miembros, o "socios", como les dice Greene. Cuando no había nadie en los bancos, rezábamos mirando hacia el este y le pedíamos a Dios que nos enviase gente desde esa dirección", relata Greene, quien nació a pocas casas de la iglesia. "Estábamos pensando en el este de Cambridge, no en Europa oriental. No teníamos idea de lo que Dios había preparado para nosotros".
Hoy, un balcón en el que se guardaban cosas está lleno de gente en las misas dominicales. Hay servicios vibrantes transmitidos por circuito cerrado a una pantalla en la antesala de la iglesia, para todos aquellos que no pudieron ingresar.
Greene, de 52 años, hace poco comenzó una tercera misa "express" los domingos por la tarde para quienes no pudieron asistir a los servicios previos. El emblema de la iglesia fue modificado para que incluya la palabra "bienvenidos" en varios idiomas y en las paredes del edificio hay banderas de numerosos países. Los antiguos feligreses están felices de ser parte de una congregación multiétnica, con gente de Asia, Africa, Europa y Latinoamérica que llena las bancas, aseguró Greene.
El Tabernáculo Pentecostal no es la única iglesia revitalizada por los inmigrantes.En Los Angeles, la Iglesia Nueva Vida en Cristo, otra congregación pentecostal negra, recluta hispanos a medida que sus miembros se van de la zona y llegan inmigrantes mexicanos. El pastor Elwood Carson ofrece misas en español e inglés con la ayuda de un traductor. En la Florida hay también iglesias pentecostales que crecen al incorporar a inmigrantes de Latinoamérica.
"Las iglesias pentecostales están creciendo rápidamente en el mundo en desarrollo", señaló Arlene Sánchez-Walsh, profesora adjunta de historia de la iglesia en la Azusa Pacific University de Azusa, California. "Por ello, no sorprende que los inmigrantes se sientan atraídos a los pentecostales como una forma de asimilarse a sus comunidades. Se adapta a culturas diferentes y unen distintas comunidades que quieren tener una experiencia directa con Cristo".
Los pentecostales tienen más de 250 fieles en todo el mundo y son uno de los movimientos religiosos de mayor crecimiento. Sánchez-Walsh dijo que el crecimiento es particularmente fuerte en Asia, Africa y Latinoamérica. Daniel Ramírez, profesor adjunto de historia y cultura americana en la Universidad de Michigan, indicó que muchos de esos inmigrantes, integrantes de pueblos indígenas colonizados, se trasladan a Estados Unidos y Europa con la idea de "reconquistar a Cristo".
"Es algo de lo que se habla poco y que sorprende a feligreses bienintencionados", dijo Ramírez. Una reciente misa dominical vespertina en el Tabernáculo Pentecostal incluyó una presentación en distintos formatos durante la cual Greene exhortó a los feligreses a que bailasen al sonar una canción que fusionaba ritmos de reggaeton con música africana.
Emmanuel Akyeampong, feligrés ghanés que enseña historia de Africa en Harvard, observó la escena con orgullo. "La iglesia se ha reconciliado con un nuevo propósito... el de ayudar a la gente de paso".
(Fuente: AP)