La violencia de Sendero Luminoso había llegado a Lima. “Yo me enamoré del departamento. Estaba en una zona segura, tenía lo último en tecnología. Quizá por eso me cegué ante esa hipoteca que tenía el argentino”, se arrepiente Francisco Uceda, presidente de la junta de propietarios del edificio de noventa departamentos que se alza en la calle Alcanfores 761-765, y 775, en Miraflores.
El argentino al que se refiere es el pastor evangélico Eduardo Pensotti Marchessino, quien llegó a Lima en 1973 y poco después fundó la empresa proveedora de materiales de construcción Promatco S.A. En 1987, Pensotti pidió un préstamo al ya desaparecido Banco Hipotecario, y dejo en prenda el terreno de la calle Alcanfores.
Con el dinero, más de 38 millones de intis, construyó un edificio de departamentos, que vendió como pan caliente, gracias a la publicidad. A cambio de pagar al contado o en breves cuotas, los compradores recibieron un contrato, bajo escritura notarial. El pastor les advirtió que aún no podían elevar sus adquisiciones a Registros Públicos debido a la hipoteca que pesaba sobre el terreno.
Pero les aseguró que el levantamiento se haría de inmediato con el dinero de las ventas. Y no fue así. Seducido por el éxito de ventas, Pensotti no solo no honró la hipoteca, sino que pidió una ampliación de la misma. Más dinero para hacer más departamentos en una segunda torre. Y luego, tras vender esta segunda tanda con igual éxito, tampoco pagó la hipoteca, sino que pidió una tercera ampliación del crédito y no se sabe para qué.
Actuaron de mala fe
Tanto Pensotti como los ejecutivos del Banco Hipotecario que aprobaban estos préstamos, sabían que realizaban avales en un terreno que ya no le pertenecía a Pensotti. Sabían que estaban poniendo en riesgo la propiedad de 90 familias. Así consta en las notificaciones que Pensotti le enviaba al banco sobre la venta de las viviendas.
En base a esos documentos, tanto el Sexto Juzgado como la Segunda Sala Civil dan la razón a Fernando Larios Meoño, el único propietario que desconfió de las constantes promesas de Pensotti y judicializó el caso en 1997. Entonces, ambas instancias judiciales estuvieron de acuerdo en que banco y empresario actuaron de mala fe, y ordenaron anular la hipoteca. Sin embargo, esta decisión solo rigió para Larios y su departamento.
Casi una década después, en el 2006, el Juzgado Civil 50 ordena el remate del edificio en favor de la comisión liquidadora del extinto Banco Hipotecario, pero además de Larios, otros vecinos habían interpuesto demandas por tercería (terceros afectados) y por ello se anula la orden judicial.
Reacción tardía
Para la mayoría de propietarios, la preocupación empieza recién tras ese fallido intento de remate.
“Desde entonces no puedo dormir bien. Mi suegra tampoco. Ella, que es evangélica, siempre confió en que el pastor pagaría su deuda y todo se arreglaría. Pero ya no podíamos hacer nada porque ya se había vendido la deuda a esta empresa A y A”, refiere Mónica Bedón. A y A S.A.C compró la deuda en un remate público por US$650 mil y ahora el Noveno Juzgado Comercial de Lima decidió que mañana se remate el edificio en un monto base de US$3’165.728.
Los vecinos han amenazado con atrincherarse para que nadie los lance de sus casas.
“Ellos me pagaban por los departamentos y hacíamos una escritura notarial con una cláusula en la que constaba la hipoteca. Yo no engañé a nadie, les informaba de esa deuda”, se excusa a través del teléfono el argentino Eduardo Pensotti. Ha dejado los múltiples negocios que le dieron buena fama en el mundo empresarial de la década del 80 y muy mala fama en los 90, cuando empezaron a aplastarlo las deudas y Promatco S.A., la empresa que fundó, fue liquidada, al igual que Génesis, firma con la cual importaba automóviles. “Después de esos fracasos, me retiré de los negocios y me hice pastor. Ahora dirijo con mi esposa un templo evangélico”, cuenta. Se trata del Centro Familiar Cristiano, ubicado en la Av. Bolognesi, en Barranco.
Al preguntarle por qué no pagó la hipoteca cuando debió hacerlo, como se lo había prometido a sus compradores, el pastor calla o cambia de tema.
“No pude pagar la deuda por culpa de la inflación de esa época. Mi último saldo era en soles, pero al tipo cambio de la época eran unos US$117 mil, y de pronto, se elevó a unos US$4 millones. Pero seguía estando en soles”, es toda su respuesta.
“Promatco se fue al suelo por la dolarización. Los bancos ya no nos querían dar más préstamos y los que nos debían no nos podían pagar o nos seguían pagando en dólares, que convertidos a soles no eran nada”, continúa. “Sé que estas familias no irán a la calle porque Dios nos ayudará”, finaliza, casi irónico.
Además de ser el presidente del Centro Familiar Cristiano, junto a su segunda esposa, Pensotti dirige la Red Cristiana de Difusión Club 700 y la Cadena Familiar Cristiana S.A. Además, continúa siendo el representante legal de Promatco Importaciones S.R.L, Génesis Autos S.A.