CABECERA

La Elección de Judas

Dios existe en la inmensidad y eternidad del tiempo, conoce el pasado, el presente y más aún el futuro, si así no fuese, El no sería Dios. Como Jesús es Dios, conocía a Judas perfectamente desde la fundación del mundo y sabía que en Judas habría de cumplirse la profecía del traidor. Por eso lo eligió de entre la multitud de posibles candidatos para integrar el selecto grupo de los doce.

Es más no solo lo escogió, sino que puso en sus manos la gran responsabilidad de administrar los recursos del grupo aún a sabiendas de que era ladrón. Y usted quizá se pregunte ¿por qué? Bueno muy simple, el evangelio se predica por dos razones: primero para salvación a todo aquel que cree (Romanos 1:16) y segundo para juicio (Marcos 16:16), a fin de que aquellos que lo rechacen, no aleguen desconocimiento el día del juicio final (Lucas 16:19-31).

Jesús sabía quién era Judas y cómo obraría, pero era necesario que tuviera la ocasión de cambiar su destino, (más no lo hizo) por lo tanto tuvo la oportunidad de pertenecer al círculo íntimo de Jesús, caminar tan cerca de EL como el que más y aún así (por elección propia) se perdió. Amén de que en Judas se cumplió la profecía de David sobre uno que nació para perderse (Salmos 41:9 / Salmos 55:12-14 / Juan 17:12 / Hechos 1:16) tuvo sin discusión chance de conocer La Verdad.

Aún hoy, Dios en su infinita sapiencia y misericordia sigue obrando igual, dándole la oportunidad de escuchar el mensaje y de elegir la salvación a toda alma que cruza por esta vida, sin importar raza, color de piel, nacionalidad, credo o condición social, pues EL no discrimina, más bien, EL quiere que nadie se pierda (ni siquiera aquellos que sabe, nunca lo recibirán) sino que todos procedamos al arrepentimiento. Todo aquel que rechaza a Jesucristo como Señor y salvador personal, correrá la misma suerte fatídica de Judas, quien habiendo andado tan cerca de la luz, caminó por siempre en la oscuridad.

Pero tú querido amigo, si todavía no te has decidido por Cristo, aún estás a tiempo, acércate a EL y echa mano de la antorcha de la salvación. Así nunca jamás andarás en oscuridad.

Dios te bendiga